Música soñadora
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La música de Fletwood Mac siempre me ha gustado. De joven, o sea, cuando correspondía, quiero decir, cuando yo tendría que haber comprado el LP correspondiente, los precios de los mismos eran prohibitivos para mis bolsillos siempre agujereados, rotos, hueros, vacíos. Y no por ser un manirroto, no, para nada; ruego que me entendáis debidamente: rotos de tanto arañarlos con mis manos vacías en busca de algo aun sabiendo que la ausencia de cualquier moneda era total. Durante los años de juventud que me vienen ahora a la memoria escuchando canciones de este grupo, la gran solución fueron las cintas de cassette. Los amigos con posibles, amantes de la música, se afanaban por satisfacer las ansias musicales de los que nos movíamos uno o dos niveles por debajo. El radio-cassette me supuso un gran alivio pues permitía escuchar música de las emisoras que hacían de ella el centro de su parrilla. Pero si además Javier, Andrés o Jesús nos grababan aquellos álbumes que nos encantaban a t...